martes, 16 de diciembre de 2008

ADHD una enfermedad que está de moda



Fuente: Catholic.net Artículo de Opinión de Lucrecia R.de Planas


En los años 70’s, cuando yo era una niña, no recuerdo que alguna de mis amigas tuviera ADHD. Es más, no recuerdo a nadie que tuviera eso tan raro: ni mis hermanos, ni mis primos, ni los primos de mis primos, ni los hijos de los amigos de mis papás, ni los primos de los hijos de los amigos de mis papás, ni nadie. En ese entonces, según recuerdo, sólo existíamos los niños normales: traviesos, distraídos, rebeldes, inquietos, juguetones, curiosos, parlanchines y ruidosos. Recuerdo muy bien cómo los adultos nos llamaban la atención, haciendo comparaciones graciosas con animales: – Niña, pareces lombriz… deja de moverte. – Niña, pareces cotorra… deja de hablar. – Niños, parecen perros y gatos… dejen de pelearse. – Niños, parecen caballos salvajes… estén quietos. Éramos sucios, olvidadizos, distraídos y desordenados: – Niños, dejaron la cocina como un chiquero… vengan a limpiar – Niña, tu mochila parece nido de ratones… saca todo de ahí – Niñas, sus cajones parecen revoltijo… no salen hasta que los arreglen. – Niño… ¿estás en la luna? Presta atención.

Algunos éramos de puro 10 en la escuela y otros de puro 6, a algunos nos gustaba leer y a otros no, unos acabábamos rápido la tarea para irnos a jugar y otros se escabullían para jugar antes de terminar la tarea, pero… todos éramos niños normales. Y eso sí: todos andábamos siempre llenos de raspaduras y moretones en las piernas y brazos, pues hacíamos cosas realmente salvajes: nos subíamos a los árboles, saltábamos del columpio, nos caíamos de la bicicleta, nos lanzábamos de cabeza por las resbaladillas y nos deslizábamos por grandes pendientes, subidos tres o cuatro (sin casco ni rodilleras) en carritos con ruedas de baleros. Durante toda mi infancia y mi juventud, conocí sólo niños normales, pero de pronto…. algo sucedió en 1988, que empezó a brotar en el mundo, como si salieran de debajo de cada piedra, una epidemia de niños con un “desequilibrio químico en el cerebro” (que no es químicamente demostrable) que se llama ADHD o “síndrome de déficit de atención e hiperactividad” y cuyos síntomas, curiosamente, son exactamente los mismos comportamientos que tiene cualquier niño normal.

Se los enlisto, tal como los tiene publicados la Asociación Americana de Pediatría,en: http://www.aafp.org/afp/20010501/1803.html, para que los que son papás de niños normales, se rían un poco: Los síntomas Un niño con ADHD, dicen los psiquiatras, es el que presenta al menos seis de los siguientes síntomas:


Atención y concentración


1. Dificultad a la hora de establecer un orden en sus trabajos o pequeñas responsabilidades en la casa.

2. Le cuesta "ponerse en marcha" (para vestirse, hacer los deberes.....), pues se distrae fácilmente con cualquier otro estímulo.

3. Presentan problemas para mantener la atención hasta finalizar sus trabajos (hacen dibujitos, se distraen con el lápiz...).

4. Pierden u olvidan cosas necesarias (agenda, abrigo, bufanda, cartera, deberes.....).

5. Parecen no escuchar cuando se les habla.

6. Olvidan realizar sus trabajos cotidianos (cepillarse los dientes, recoger la ropa....).

7. Pueden tener problemas a la hora de seleccionar que es lo más importante.

8. Prestar atención a dos estímulos a la vez (por ejemplo: seguir lo que dice el profesor y tomar notas al mismo tiempo).


Impulsividad


1. Con frecuencia actúan sin pensar.

2. Hablan en momentos poco oportunos o responden precipitadamente a preguntas que todavía no se han acabado de formular (delante de una visita, a clase...).

3. Les cuesta obedecer las órdenes, no porque no quieran obedecer, sino porque no están atentos cuando se les formulan.

4. Suelen ser poco previsores y olvidan planificar (se ponen a hacer sus deberes sin el material).

5. Interrumpen a menudo durante juegos o explicaciones.

6. Tienen dificultades para pensar antes de actuar.

7. Presentan dificultades para planificar.


Hiperactividad


1. A menudo mueven los pies y las manos o se levantan de la silla.

2. Van de un lugar a otro sin motivo aparente.

3. Se columpian sobre la silla.

4. Juegan frecuentemente con objetos pequeños entre las manos.

5. A menudo tararean inadecuadamente con la boca.

6. Hablan en exceso.

7. Durante el juego les cuesta esperar su turno y jugar de forma tranquila.


La epidemia Les confieso que en 1988, cuando empecé a notar la epidemia de niños con ADHD en el colegio de mis hijos, me preocupé, pues no sabía de qué se trataba tan famosa enfermedad, pero no me gustaba nada ver cómo mis amigas vivían angustiadas por darle a sus hijos el Ritalin u otras drogas alternas: Concerta, Focalin, Metadate, Cidrin, Cylert o Adderall. Sin saber de qué enfermedad se trataba, me parecía francamente terrorífico que le estuvieran dando estimulantes, sedantes, calmantes, anfetaminas o como quieran llamarlos, a pequeñines de seis o siete años. Veinte años han pasado desde entonces y en esos veinte años he tenido invitados a mi casa decenas de niños que han sido diagnosticados con ADHD a los que yo misma (qué horror!) les he tenido que dar su Ritalin, Adderall (o algo similar) en horario fijo y dosis exacta, por instrucciones de sus mamás y como condición inexcusable para que se pudieran quedar en mi casa.


¿Qué es esa extraña enfermedad?


Hasta hace unos días (muy pocos) es cuando he tenido la curiosidad de meterme a averiguar qué es esa extraña enfermedad que cada vez ataca a más y más niños de los que conviven con los míos. Al leer los síntomas y la manera de diagnosticar la enfermedad, no supe si llorar o soltar una carcajada. Tengo nueve hijos, el mayor de 22 años y el menor de 4. Y todos, absolutamente todos, han tenido a lo largo de su infancia, no seis, sino veintidós de los veintidós síntomas de los niños con ADHD. Que me regañen los psiquiatras, pero... estoy totalmente segura de que todos esos síntomas son síntomas de un niño sano y normal. Esos síntomas no se curan con sedantes, sino con una sana disciplina y atención de los papás y los maestros. Ciertamente es más cómodo para cualquier mamá tener a un niño medio sedado, sentadito toda la tarde en la tele viendo películas de Disney, que tener a un niño que brinca en los sillones, hace experimentos con lodo y shampoo, parlotea e interrumpe en todo momento y corre como caballo desbocado. Entonces, entiendo que haya muchas mamás interesadas en darles “pastillitas calmantes” a su hijos, porque es más cómodo, pero… el niño enfermo es el primero y el sano es el segundo. Ciertamente es más cómodo para las maestras tener un grupo de niños atontados con pastillas, que no se mueven de su silla y mantienen la vista fija en el pizarrón, que tener un grupo de niños normales de siete años que avientan avioncitos de papel, ponen ranas en la silla del maestro, se paran de su silla con cualquier pretexto y se ríen de las tonterías que se les ocurren. Entonces, entiendo que haya muchas, muchísimas maestras interesadas en que los psicólogos les diagnostiquen ADHD y les receten pastillas a sus alumnos, pero… los niños enfermos son los de la mirada fija y los sanos son los otros. Ciertamente es muy bueno para psicólogos y psiquiatras diagnosticar ADHD a sus pacientes sanos, pues, según leí, dicen que es una enfermedad crónica que no se cura con el Ritalin (ni similares), sino que “el paciente debe aprender a vivir con ella” y de esta manera aseguran un cliente que les pagará periódica y puntualmente de por vida. Entiendo, entonces, que haya muchos, muchísimos psiquiatras y psicólogos interesados en diagnosticar ADHD, pues es una hermosa enfermedad que les asegurará una vejez llena de bonanza.


Las cifras Se me ocurrió asomarme a los informes financieros de los laboratorios que producen el Ritalín. Los pueden ver ustedes mismos en el siguiente enlace: http://www.novartis.com/investors/product-sales.shtml Viendo estas cifras, 374 millones de dólares en el 2007 (sólo para Novartis y sólo por el Ritalin), entiendo perfectamente que los laboratorios estén interesados en que se sigan diagnosticando cada vez más niños, adolescentes y adultos, con esta enfermedad. No creo que sea coincidencia, además, que los laboratorios que fabrican productos químicos para evitar a los niños (anticoncepción), o para matarlos una vez concebidos (DIU y PDD), sean los mismos que fabrican productos para mantener semidormidos a aquellos niños que no fueron evitados ni asesinados a tiempo. Ya en otras ocasiones he hablado de los intereses que existen en muchas organizaciones por mantener “manipulables” a las personas, para influir en ellas con libertad y así “adueñarse del mundo de las ideas, para lograr que sus ideas sean las ideas del mundo”. Con toda seguridad estas personas también están interesadas en que los niños (especialmente los más listos e inquietos) tomen “pastillas calmantes” y así sean dóciles y manejables por todo lo que vean y oigan en los medios. Descubrí que, alrededor de este negocio, han surgido nuevos productos creados por psicólogos y comerciantes que también han aprovechado la oportunidad de obtener ganancias fáciles con esta “enfermedad”, cuyos síntomas son padecidos por TODOS, absolutamente TODOS los niños del mundo. Terapias alternativas que ya no usan drogas, pero que son igual de caras, como la llamada Neurofeedback, con la que ahora se venden un sinfín de productos, como cascos, lentes, videos, juegos interactivos, libros, manuales, cuadernos y todo lo que se le pueda vender a un padre preocupado por mantener quieto a su hijo “hiperactivo”. Seguramente pronto aparecerá algún oportunista que, aprovechando esta suculenta veta financiera, abrirá colegios, academias y universidades especiales para niños con ADHD, centros de ayuda para padres de niños con ADHD, gimnasios, viajes, dietas y cruceros especialmente diseñados para personas con ADHD y cosas por el estilo. La realidad del ADHD ADHD… ¿una farsa? ¿un grandísimo negocio? ¿comodidad para las maestras? ¿flojera de las mamás? ¿interés por mantener “manejable” a una buena parte de la población?. Creo que es todo eso. Seguramente habrá muchos que me lean y digan que el Ritalin les salvó la vida, porque su hijo verdaderamente era insoportable. Muy bien, no niego que esto sea posible. Siempre han existido niños con desórdenes psicológicos que necesitan tratamientos y terapias especiales, sobre todo, aunque no necesariamente, cuando provienen de familias disfuncionales. Sin embargo… esto es un exceso. Según un estudio de la clínica Mayo, el 7.5% de niños entre 6 y 19 años en USA padece ADHD. ¡Eso son 7 millones de niños! . No pretendo negar que existan algunos casos reales con problemas reales, pero… aquí hay claramente un abuso en el diagnóstico. Si a mi hijo le diagnostican Anemia, puedo ver en los análisis de química sanguínea la falta de hierro; si le diagnostican Leucemia, puedo ver el exceso de leucocitos en una biometría hemática; si le diagnostican Cáncer, puedo ver en la biopsia las células mutantes. ¿Cuántos de ustedes, cuyo hijo ha sido diagnosticado con ADHD, han recibido los análisis químicos en los que se ve, en números y porcentajes, el “desequilibrio químico” en el cerebro de sus hijos? Hasta donde pude leer, no existen dichos análisis. ¿O sí? Y, claro, como no hay evidencia química del tal “desequilibrio químico”, algunos han inventado que lo que sucede es que no es “químico”, sino “genético”. Ah… pero no nos dicen cuál es el daño cromosómico en los genes, pues ni siquiera analizan los cromosomas en el diagnóstico. ¿O alguien ha visto los cromosomas dañados o diferentes de su hijo con ADHD? Creo que este es un cuento aún más grande que el otro. Hay quienes no se atreven a usar la palabra “genético” y dicen que es un mal “hereditario”. Por supuesto que los síntomas lo son, pues un hijo de padres inquietos y parlanchines, aprenderá los comportamientos de sus padres y los imitará. Pero… eso no es herencia, es simple imitación y no es una enfermedad, ni de los padres, ni del niño. El asunto es que a todos... los del “desequilibrio químico”, los del “daño genético” y a los que lo adquirieron por “herencia”, a todos por parejo, los medican para controlar los síntomas. Drogas para niños Al leer la descripción de la droga, su manera de actuar y las contraindicaciones, también me quedé helada. Yo no le administraría a mi hijo una droga que tiene diecisiete páginas de contraindicaciones y warnings acerca de sus efectos secundarios, sin una comprobación científica de que esa droga equilibrará de nuevo la química supuestamente desequilibrada de su cerebro. ¿han leído esas contraindicaciones y advertencias? Son aterradoras, hablan de daños cardiovasculares, hepáticos, oculares, recesión en el crecimiento, infertilidad, alucinaciones, anorexia, psicosis, pesadillas, agresividad, hasta casos de muerte. No estoy inventando, las pueden ver aquí, publicadas por el mismo laboratorio: http://www.pharma.us.novartis.com/product/pi/pdf/ritalin_ritalin-sr.pdf ¿Qué será de ellos cuando crezcan? Lo que más me preocupa del tema, es el daño inmenso que se les hace a las almas de esos chiquitos. A los niños que han sido diagnosticados con ADHD se les convence de que “son incapaces de controlarse a sí mismos sin ayuda de la droga”. Eso me aterra. ¿Qué será de esos niños cuando sean unos adultos, convencidos de su incapacidad de controlar sus acciones? A estos niños ya no se les puede hablar de esfuerzo o ganas de aprovechar la fuerza de su carácter y sus pasiones para alcanzar la perfección cristiana. Están totalmente convencidos de que son incontrolables y que si no toman sus pastillas, no son responsables de sus actos y además son totalmente incapaces de hacer algo bien. Ya termino, porque debo ir a atender a nueve hijos que, hablando en serio, los nueve tienen todos y cada uno de los síntomas de ADHD y… no están controlados con Ritalin ni nada parecido, así que… los tengo que controlar yo. Les agradeceré sus comentarios, pues tengo a muchas amigas y personas muy queridas metidas en este problema. En verdad es algo que me preocupa.

Lucrecia Rego de Planas Comentarios al autor: lplanas@catholicnet

viernes, 12 de diciembre de 2008

¿Superpoblación?



El clérigo anglicano Thomas Malthus dio a conocer en 1798 una teoría sociológica revolucionaria. En su Ensayo sobre el principio de la población sostiene que el crecimiento natural de la población está destinado a ser siempre mayor que el de los suministros económicos. Con esto daba a entender que la humanidad corría el riesgo de crecer cada vez más en número y tener menos alimentos cada día, con lo que habría muchas muertes por hambre en el mundo.Para solucionar este problema, debería haber un control de la población para evitar que los pobres se pudieran reproducir tanto, pues los veía como una amenaza a la supervivencia de los demás, como si fueran personas de segunda categoría.
Charles Darwin en su libro El origen de las especies aplicó la teoría de Malthus y habló de la selección natural como una manera de supervivencia de las razas “superiores”, creando así una mentalidad racista que, después, los nazis la aplicarían con todas sus horribles consecuencias. Malthus y Darwin no valoraban la vida humana en sí, pues consideraban a los enfermos mentales, a los discapacitados, a los enfermos y a los pobres, como personas sin derechos o de poco valor. Ellos proponían ya la esterilización como una posibilidad, incluso obligatoria, promoviendo así la eutanasia, el aborto y los métodos anticonceptivos como medios de control de la población.
Francis Galton (1822-1910), primo de Darwin, hizo suyas las teorías de la selección natural de Darwin y sacó las conclusiones, diciendo que la selección natural era muy lenta para mejorar la raza humana y que debía aplicarse la selección artificial de seres humanos. Es considerado como el fundador de la eugenesia, como si solamente los seres humanos fuertes y de razas superiores tuvieran derecho a vivir.
En un ensayo de 1873 para el Frazer´s Magazine, titulado Mejora hereditaria, concibe el establecimiento de un banco de datos que pudiera permitir determinar quiénes son los individuos más notables desde el punto de vista de la herencia. Según él, después de un par de generaciones de selección artificial, el número de familias de sangre verdaderamente fuerte se levantaría, para convertirse en una potencia. A medida que se multiplicasen las personas de buena sangre, los menos dotados comenzarían a decaer en cualquier caso en que entrasen en competencia con los de buena raza, exactamente de la misma manera que las razas inferiores siempre desaparecen ante las superiores. Los inferiores serían tratados con total amabilidad siempre que se ajustasen a su forzoso celibato; sin embargo, si en el futuro empezasen a procrear, tales personas serían consideradas enemigas del Estado y renunciarían así a cualquier pretensión de trato amable .Galton puso los cimientos del florecimiento de las prácticas eugenésicas tan difundidas en el siglo XX, desde la esterilización en masa, hasta los intentos de exterminación racial de Hitler, pasando por los tan difundidos métodos de control de natalidad, incluido el aborto. Por toda Europa y Estados Unidos se fundaron gran número de sociedades eugenésicas. El mismo Galton fundó el Laboratorio Francis Galton para el estudio de la eugenesia y financió la cátedra Galton de eugenesia en la universidad de Londres.Al final de su vida, Galton sostenía que la eugenesia era más amable y, a la vez, más efectiva que la selección natural. La selección natural se apoya en la producción excesiva y en la destrucción en masa, así escribía en sus Memories of my life (Recuerdos de mi vida), que es su autobiografía. La eugenesia se ocupa de no traer al mundo más individuos que los que pueden ser adecuadamente atendidos y sólo aquellos con la mejor sangre .En su libro “Hereditary genius” afirma: Llegará un tiempo futuro en que la población de la tierra se mantenga en unos números adecuados y esté conformada por las razas adecuadas, de la misma manera que las ovejas se crían en una pradera bien ordenada o las plantas en un invernadero; mientras tanto, hagamos lo que podamos para propiciar la multiplicación de las razas más dotadas de modo que surja una civilización ilustrada y generosa, y no se obstaculice, partiendo de un instinto erróneo de ayudar a los débiles, la llegada de individuos fuertes y sanos. La última obra de Galton fue una rocambolesca novela eugenésica, titulada Kantsaywhere, donde hablaba de los métodos a seguir desde los rigurosos exámenes para determinar la adecuación eugenésica y otorgar certificados eugenésicos hasta los campos de trabajo para incapaces, el estatus secu¬ndario de algunos a efectos de apareamiento y el castigo para los que no se sometiesen a las normas. Para él, sólo las razas superiores podían tener familias numerosas. Los de razas inferiores o individuos minusválidos o enfermos debían ser esterilizados.
Sus ideas tomaron forma en Estados Unidos que aprobó leyes de esterilización forzada en muchos Estados, comenzando con el de Indiana en 1907. La ley de inmigración de 1924 estableció unas cuotas que buscaban evitar la inmigración de indeseables raciales. En 1927 la Corte Suprema se pronunció por ocho votos contra uno a favor de la constitucionalidad de la esterilización eugenésica. Es más, en Estados Unidos vieron la luz las concepciones eugenésicas de Margaret Sanger, dirigidas a la eliminación de los incapaces a través del control de natalidad, concepciones de las que surgiría la International Planned Parenthood Federation (Federación internacional de paternidad planificada), fundada por la misma Sanger.La IPPF, que es una de las organizaciones mundiales más acérrimas defensoras del aborto y de la anticoncepción a gran escala, considera el crecimiento de los países pobres como una amenaza a la seguridad de los países ricos. Por eso, Estados Unidos y los países ricos promueven el control de natalidad a toda costa en países pobres, condicionando los préstamos y la ayuda económica a la implementación de políticas de control demográfico, que incluyen el aborto, los anticonceptivos y las esterilizaciones masivas (vasectomía y ligadura de trompas).
Según el filósofo español Julián Marías, todos los que hablan de la posible superpoblación del planeta e incentivan las esterilizaciones y toda clase de anticonceptivos en masa, reducen lo humano a la zoología. Ven a la mujer embarazada como un hembra irresponsable y una auténtica amenaza al ecosistema de la tierra, que no tiene ningún derecho a decidir sobre el número de hijos que quiera tener. De ahí que, en casos extremos, como en China, el gobierno impone la política de un solo hijo por familia.Se habla mucho de la bomba P (bomba de población). Se dice que si no existe control de natalidad, no tardará en explotar y destruirá la humanidad. Ven a la Tierra como una barca que transporta actualmente más de 6.500 millones de pasajeros y está a punto de hundirse. Las lanchas salvavidas sólo pueden socorrer a un tercio o a un cuarto de los pasajeros. Por tanto, creen que es necesario cortar despiadadamente las manos a los que quieran subir a las lanchas, pues de otro modo morirán todos. Los ricos son los que están en las lanchas y los pobres quieren subir a ellas. A los pobres se los ve como enemigos, como inferiores y como perdedores en la lucha de la vida, y hay que destruirlos para que no pongan en riesgo la seguridad de los demás.Se dice también que los pobres son los causantes de la degradación del medio ambiente con la deforestación, el derroche de recursos, el calentamiento terrestre y el deterioro de la capa de ozono. Para Malthus y sus seguidores, ayudar a los pobres significaría infringir la moral natural. Hay que eliminarlos, ya que el número excesivo de hombres es la causa principal del malestar de la humanidad. Y, por eso, se impone con urgencia un control de natalidad a todo trance para detener el avance demográfico de los pobres.Sin embargo, estas ideas con las cuales tratan de justificar las esterilizaciones, anticonceptivos y el aborto a gran escala, no están confirmadas por ninguna conclusión científica. No está demostrado que exista una correlación entre desarrollo y población.
Hay países pobres poco poblados, como Benin, y países ricos poco poblados como Australia. Hay países ricos muy poblados (Holanda y Japón) y países pobres muy poblados como Bangladesh. Y hay países vecinos con las mismas características, que tienen desarrollos diferentes, como Honduras y Costa rica.Por otra parte, las teorías de Malthus sobre la escasez de alimentos han sido rebatidas. Y, como dijo el agrónomo Borlaug, premio Nóbel de la paz de 1970, las carestías actuales se deben especialmente a la incapacidad, a la corrupción y a la maldad o injusticia de los hombres.Por eso, podemos preguntarnos: ¿Está realmente amenazada la seguridad de los países ricos por efecto de los muchos hijos de los países pobres? ¿El mundo está superpoblado? En un documento del Consejo Pontificio para la familia del 27 de febrero de 1998 se dice:Desde hace demasiado tiempo, la mayoría de los estudios sobre la población difunden una versión global y errónea según la cual el mundo sería prisionero de un crecimiento demográfico galopante, que llevaría a una explosión demográfica.
Nos alegra constatar que, incluso en ciertos organismos de la ONU, se comienza a reconocer la verdad de los datos demográficos. En efecto, al cabo de más de treinta años, las conferencias patrocinadas por la ONU han tenido por efecto manifestar las inquietudes infundadas sobre las cuestiones demográficas...Las políticas desastrosas de control de natalidad, llevadas a cabo por muchos gobiernos, están en total contradicción con la evolución demográfica real tal como lo muestran las estadísticas y se deduce del análisis de los datos. Desde hace treinta años la tasa de crecimiento de la población mundial no deja de disminuir a un ritmo regular y significativo. Ahora, después de haber registrado una disminución impresionante de su fecundidad, 51 países del mundo (entre 185) ya no logran reemplazar a sus generaciones. Precisemos que estos 51 países representan el 44% de la población del planeta. Dicho de otro modo, el índice sintético de fecundidad de esos países, es decir, el número de niños por mujer, es inferior, a 2.1. Es sabido que a esta altura se sitúa el nivel mínimo indispensable para la renovación de las generaciones en los países que cuentan con las mejores condiciones sanitarias.
Esta situación es igual en casi todos los continentes. Así tienen una fecundidad inferior al umbral del reemplazo en América: Estados Unidos, Canadá, Cuba y la mayoría de las islas caribeñas. En Asia, Georgia, Tailandia, China, Japón y Corea del Sur. En Oceanía, Australia. Y casi la totalidad de los 40 países de Europa. En este último continente, la gravedad de los efectos del envejecimiento lleva ahora a la despoblación con un número de muertes superior al de los nacimientos. Este saldo negativo ya es un hecho en trece países como Estonia, Letonia, Alemania, Bielorrusia, Bulgaria, Hungría, Rusia, España e Italia.La perspectiva que se perfila es el aumento del número de países que tienen una fecundidad inferior al reemplazo de las generaciones. De igual modo, está comprobado que va a aumentar el número de países en los que la mortalidad es superior a la natalidad. El asunto es que estas realidades, que son desde hace mucho tiempo conocidas por los demógrafos, es casi desconocida por los medios de comunicación social, por la opinión pública y por quienes tienen el poder de tomar decisiones. Han sido prácticamente silenciadas en las conferencias internacionales, como pudo constatarse por ejemplo con ocasión de la Conferencia de El Cairo en 1994, en la de Pekín en 1995 etc. ¿Cuales son las causas de esta disminución grave de la población mundial? Algunas son fácilmente identificables. La nupcialidad ha disminuido mucho. Las personas se casan menos que antes. La edad media de la maternidad ha aumentado claramente y sigue aumentando. Las leyes del trabajo no facilitan el deseo de las mujeres de conciliar armoniosamente la vida familiar y la actividad profesional. Se nota la ausencia de una verdadera política familiar, especialmente en los países más fuertemente afectados por el decrecimiento demográfico. Por otra parte, en la mayoría de países hay políticas de limitación voluntaria de los nacimientos. Hay difusión de las técnicas químicas de anticonceptivos y, frecuentemente, la legalización del aborto... A esto se ha sumado la esterilización de masas. Es preciso recordar las campañas masivas de esterilización masculina y femenina realizadas en la India en 1954 y 1976 con todos los escándalos que se produjeron. En Brasil, entre las mujeres que han utilizado algún método de control de natalidad, alrededor del 40% han sido esterilizadas... En el Perú (en el gobierno de Fujimori) hubo más de cien mil esterilizaciones, realizadas en malas condiciones higiénicas y que, en algunas casos, llevó a la muerte a algunas esterilizadas.
Las consecuencias de la disminución de hijos son muy preocupantes. La proporción de jóvenes en las poblaciones disminuye fuertemente. Esto produce una inversión de la pirámide de las edades, con una escasa población de adultos jóvenes, que deben asegurar la producción del país y sostener el peso muerto de una amplia población de personas ancianas inactivas, que requieren cada vez más cuidados y material médico... No se debería olvidar tampoco el influjo de una población anciana en el sistema educativo. En efecto, para afrontar el peso de las personas ancianas, es grande la tentación de recortar los presupuestos dedicados normalmente a la formación de las nuevas generaciones. Esta debilitación del sistema educativo encierra a su vez un peligro notable: la pérdida de la memoria colectiva. La transmisión de las conquistas culturales, científicas, técnicas, artísticas, morales y religiosas queda hipotecada gravemente. Notemos también que, contrariamente a lo que se divulga, incluso el desempleo se agrava a causa del decrecimiento demográfico. Por otra parte, el aumento de la edad media de la población influye lógicamente en el perfil psicológico de esa población: carácter sombrío, falta de dinamismo intelectual, económico, científico y social, y falta de creatividad, que parecen afectar a ciertas naciones "viejas".Al mismo tiempo, aumenta la proporción de las personas ancianas que están directamente a cargo de la sociedad, mientras que la base productiva de dicha sociedad, fuente de ingresos para las finanzas públicas, se reduce. Entonces, para garantizar el funcionamiento de los sistemas de seguridad social es grande la tentación de recurrir a la eutanasia.
Es conocido que ya se practica en varios países de Europa...Por todo esto, es urgente que la opinión pública, y quienes tienen el poder de tomar decisiones, estén perfectamente informados. Es igualmente urgente rechazar los datos falsos aducidos frecuentemente en las presentaciones que ocultan sofismas puramente ideológicos, por no hablar de estadísticas falsificadas. En el campo de la demografía, como en los diferentes campos del saber, los hechos son evidentes y la verdad no puede ocultarse indefinidamente. Alegra constatar que esta verdad se manifiesta cada vez con mayor claridad, puesto que las Naciones Unidas no han dudado en reunir a un grupo de expertos para interrogarse sobre la fecundidad inferior al nivel de reemplazo (below replacement fertility). Nada impide superar las inexactitudes y mentiras que, muy a menudo, se aducen con el fin de justificar programas, políticas y otras cosas totalmente incompatibles con el respeto a los derechos fundamentales del hombre.En resumidas cuentas, ¿está el mundo superpoblado? ¿Hay demasiada gente en el mundo? ¿Es necesario, como dicen, un urgente control de natalidad para detener el fin del mundo? O, por el contrario, ¿se necesita tener más hijos para que las naciones más ricas puedan sobrevivir como tales? Las naciones viejas de Europa y Estados Unidos se están muriendo a pedazos y, si no fuera por la sangre joven de los inmigrantes, se empobrecerían en poco tiempo. Por todo ello, podemos decir que las políticas antinatalistas, a la vez que son inhumanas, pues matan a millones de seres humanos por el aborto etc., van destruyendo sus propios pueblos por la despoblación progresiva y el empobrecimiento. Todo lo cual nos indica que estas políticas antinatalistas no son progresistas y modernas, sino todo lo contrario: retrógradas y anticuadas.Becker, un judío, responsable de la prestigiosa Escuela de Economía de Chicago, premio Nóbel de Economía en 1992, afirma que para el desarrollo de un país es imprescindible el apoyo a la familia. Afirma que el 80% de la riqueza de un país desarrollado lo constituye el factor humano, mientras que las riquezas naturales representan apenas el 20%. Y es en la familia donde se forja el capital humano, en cuyo proceso juega un papel decisivo la madre. La contribución de las madres representa, al menos, el 30% del producto bruto interno de un país. Por eso, el Estado debe favorecer la estabilidad de las familias.Chaunu, el conocido autor francés, dice en su libro “Memoria de la eternidad”: Jamás hemos tenido tanta necesidad de niños, porque nosotros estamos transformando Europa y América en un gigantesco asilo de ancianos, donde ha sido desterrada la sonrisa de los niños . Se ha desarrollado un odio al niño, que ha motivado la reivindicación de matarlo en el útero, es decir, en el corazón mismo de la vida, en el comienzo absoluto de la infancia . Una sociedad sin niños es la figura profética del infierno . Por eso, Steve Mosher, experto en demografía y presidente del Population Research Institute (Instituto de investigación sobre la población) publicó un artículo, donde daba algunas razones a los cristianos para pensar seriamente en la posibilidad de tener más hijos que el promedio.


1.- Tener otro hijo permite ser colaboradores de Dios en la gran obra de la formación de un nuevo ser humano, con un alma inmortal.


2.- Un nuevo hijo, cuando nace es una alegría para toda la familia.


3.- Tener otro hijo da un hermano a los otros hijos para que todos aprendan a compartir. La unión de los hermanos es para toda la vida y cada hijo es un regalo para todos y un enriquecimiento de la familia.


4.- Un hijo más puede traer consuelo y ayuda a los padres en su vejez y puede darles nietos, que les darán mucha alegría en su ancianidad.


5.- Tener un hijo es darle a él la oportunidad de ser feliz eternamente en el cielo.


6.- Tener un hijo es colaborar en el desarrollo del propio país.
Fuente ECOS, boletín de la Federación Internacional de Familias