viernes, 12 de diciembre de 2008

¿Superpoblación?



El clérigo anglicano Thomas Malthus dio a conocer en 1798 una teoría sociológica revolucionaria. En su Ensayo sobre el principio de la población sostiene que el crecimiento natural de la población está destinado a ser siempre mayor que el de los suministros económicos. Con esto daba a entender que la humanidad corría el riesgo de crecer cada vez más en número y tener menos alimentos cada día, con lo que habría muchas muertes por hambre en el mundo.Para solucionar este problema, debería haber un control de la población para evitar que los pobres se pudieran reproducir tanto, pues los veía como una amenaza a la supervivencia de los demás, como si fueran personas de segunda categoría.
Charles Darwin en su libro El origen de las especies aplicó la teoría de Malthus y habló de la selección natural como una manera de supervivencia de las razas “superiores”, creando así una mentalidad racista que, después, los nazis la aplicarían con todas sus horribles consecuencias. Malthus y Darwin no valoraban la vida humana en sí, pues consideraban a los enfermos mentales, a los discapacitados, a los enfermos y a los pobres, como personas sin derechos o de poco valor. Ellos proponían ya la esterilización como una posibilidad, incluso obligatoria, promoviendo así la eutanasia, el aborto y los métodos anticonceptivos como medios de control de la población.
Francis Galton (1822-1910), primo de Darwin, hizo suyas las teorías de la selección natural de Darwin y sacó las conclusiones, diciendo que la selección natural era muy lenta para mejorar la raza humana y que debía aplicarse la selección artificial de seres humanos. Es considerado como el fundador de la eugenesia, como si solamente los seres humanos fuertes y de razas superiores tuvieran derecho a vivir.
En un ensayo de 1873 para el Frazer´s Magazine, titulado Mejora hereditaria, concibe el establecimiento de un banco de datos que pudiera permitir determinar quiénes son los individuos más notables desde el punto de vista de la herencia. Según él, después de un par de generaciones de selección artificial, el número de familias de sangre verdaderamente fuerte se levantaría, para convertirse en una potencia. A medida que se multiplicasen las personas de buena sangre, los menos dotados comenzarían a decaer en cualquier caso en que entrasen en competencia con los de buena raza, exactamente de la misma manera que las razas inferiores siempre desaparecen ante las superiores. Los inferiores serían tratados con total amabilidad siempre que se ajustasen a su forzoso celibato; sin embargo, si en el futuro empezasen a procrear, tales personas serían consideradas enemigas del Estado y renunciarían así a cualquier pretensión de trato amable .Galton puso los cimientos del florecimiento de las prácticas eugenésicas tan difundidas en el siglo XX, desde la esterilización en masa, hasta los intentos de exterminación racial de Hitler, pasando por los tan difundidos métodos de control de natalidad, incluido el aborto. Por toda Europa y Estados Unidos se fundaron gran número de sociedades eugenésicas. El mismo Galton fundó el Laboratorio Francis Galton para el estudio de la eugenesia y financió la cátedra Galton de eugenesia en la universidad de Londres.Al final de su vida, Galton sostenía que la eugenesia era más amable y, a la vez, más efectiva que la selección natural. La selección natural se apoya en la producción excesiva y en la destrucción en masa, así escribía en sus Memories of my life (Recuerdos de mi vida), que es su autobiografía. La eugenesia se ocupa de no traer al mundo más individuos que los que pueden ser adecuadamente atendidos y sólo aquellos con la mejor sangre .En su libro “Hereditary genius” afirma: Llegará un tiempo futuro en que la población de la tierra se mantenga en unos números adecuados y esté conformada por las razas adecuadas, de la misma manera que las ovejas se crían en una pradera bien ordenada o las plantas en un invernadero; mientras tanto, hagamos lo que podamos para propiciar la multiplicación de las razas más dotadas de modo que surja una civilización ilustrada y generosa, y no se obstaculice, partiendo de un instinto erróneo de ayudar a los débiles, la llegada de individuos fuertes y sanos. La última obra de Galton fue una rocambolesca novela eugenésica, titulada Kantsaywhere, donde hablaba de los métodos a seguir desde los rigurosos exámenes para determinar la adecuación eugenésica y otorgar certificados eugenésicos hasta los campos de trabajo para incapaces, el estatus secu¬ndario de algunos a efectos de apareamiento y el castigo para los que no se sometiesen a las normas. Para él, sólo las razas superiores podían tener familias numerosas. Los de razas inferiores o individuos minusválidos o enfermos debían ser esterilizados.
Sus ideas tomaron forma en Estados Unidos que aprobó leyes de esterilización forzada en muchos Estados, comenzando con el de Indiana en 1907. La ley de inmigración de 1924 estableció unas cuotas que buscaban evitar la inmigración de indeseables raciales. En 1927 la Corte Suprema se pronunció por ocho votos contra uno a favor de la constitucionalidad de la esterilización eugenésica. Es más, en Estados Unidos vieron la luz las concepciones eugenésicas de Margaret Sanger, dirigidas a la eliminación de los incapaces a través del control de natalidad, concepciones de las que surgiría la International Planned Parenthood Federation (Federación internacional de paternidad planificada), fundada por la misma Sanger.La IPPF, que es una de las organizaciones mundiales más acérrimas defensoras del aborto y de la anticoncepción a gran escala, considera el crecimiento de los países pobres como una amenaza a la seguridad de los países ricos. Por eso, Estados Unidos y los países ricos promueven el control de natalidad a toda costa en países pobres, condicionando los préstamos y la ayuda económica a la implementación de políticas de control demográfico, que incluyen el aborto, los anticonceptivos y las esterilizaciones masivas (vasectomía y ligadura de trompas).
Según el filósofo español Julián Marías, todos los que hablan de la posible superpoblación del planeta e incentivan las esterilizaciones y toda clase de anticonceptivos en masa, reducen lo humano a la zoología. Ven a la mujer embarazada como un hembra irresponsable y una auténtica amenaza al ecosistema de la tierra, que no tiene ningún derecho a decidir sobre el número de hijos que quiera tener. De ahí que, en casos extremos, como en China, el gobierno impone la política de un solo hijo por familia.Se habla mucho de la bomba P (bomba de población). Se dice que si no existe control de natalidad, no tardará en explotar y destruirá la humanidad. Ven a la Tierra como una barca que transporta actualmente más de 6.500 millones de pasajeros y está a punto de hundirse. Las lanchas salvavidas sólo pueden socorrer a un tercio o a un cuarto de los pasajeros. Por tanto, creen que es necesario cortar despiadadamente las manos a los que quieran subir a las lanchas, pues de otro modo morirán todos. Los ricos son los que están en las lanchas y los pobres quieren subir a ellas. A los pobres se los ve como enemigos, como inferiores y como perdedores en la lucha de la vida, y hay que destruirlos para que no pongan en riesgo la seguridad de los demás.Se dice también que los pobres son los causantes de la degradación del medio ambiente con la deforestación, el derroche de recursos, el calentamiento terrestre y el deterioro de la capa de ozono. Para Malthus y sus seguidores, ayudar a los pobres significaría infringir la moral natural. Hay que eliminarlos, ya que el número excesivo de hombres es la causa principal del malestar de la humanidad. Y, por eso, se impone con urgencia un control de natalidad a todo trance para detener el avance demográfico de los pobres.Sin embargo, estas ideas con las cuales tratan de justificar las esterilizaciones, anticonceptivos y el aborto a gran escala, no están confirmadas por ninguna conclusión científica. No está demostrado que exista una correlación entre desarrollo y población.
Hay países pobres poco poblados, como Benin, y países ricos poco poblados como Australia. Hay países ricos muy poblados (Holanda y Japón) y países pobres muy poblados como Bangladesh. Y hay países vecinos con las mismas características, que tienen desarrollos diferentes, como Honduras y Costa rica.Por otra parte, las teorías de Malthus sobre la escasez de alimentos han sido rebatidas. Y, como dijo el agrónomo Borlaug, premio Nóbel de la paz de 1970, las carestías actuales se deben especialmente a la incapacidad, a la corrupción y a la maldad o injusticia de los hombres.Por eso, podemos preguntarnos: ¿Está realmente amenazada la seguridad de los países ricos por efecto de los muchos hijos de los países pobres? ¿El mundo está superpoblado? En un documento del Consejo Pontificio para la familia del 27 de febrero de 1998 se dice:Desde hace demasiado tiempo, la mayoría de los estudios sobre la población difunden una versión global y errónea según la cual el mundo sería prisionero de un crecimiento demográfico galopante, que llevaría a una explosión demográfica.
Nos alegra constatar que, incluso en ciertos organismos de la ONU, se comienza a reconocer la verdad de los datos demográficos. En efecto, al cabo de más de treinta años, las conferencias patrocinadas por la ONU han tenido por efecto manifestar las inquietudes infundadas sobre las cuestiones demográficas...Las políticas desastrosas de control de natalidad, llevadas a cabo por muchos gobiernos, están en total contradicción con la evolución demográfica real tal como lo muestran las estadísticas y se deduce del análisis de los datos. Desde hace treinta años la tasa de crecimiento de la población mundial no deja de disminuir a un ritmo regular y significativo. Ahora, después de haber registrado una disminución impresionante de su fecundidad, 51 países del mundo (entre 185) ya no logran reemplazar a sus generaciones. Precisemos que estos 51 países representan el 44% de la población del planeta. Dicho de otro modo, el índice sintético de fecundidad de esos países, es decir, el número de niños por mujer, es inferior, a 2.1. Es sabido que a esta altura se sitúa el nivel mínimo indispensable para la renovación de las generaciones en los países que cuentan con las mejores condiciones sanitarias.
Esta situación es igual en casi todos los continentes. Así tienen una fecundidad inferior al umbral del reemplazo en América: Estados Unidos, Canadá, Cuba y la mayoría de las islas caribeñas. En Asia, Georgia, Tailandia, China, Japón y Corea del Sur. En Oceanía, Australia. Y casi la totalidad de los 40 países de Europa. En este último continente, la gravedad de los efectos del envejecimiento lleva ahora a la despoblación con un número de muertes superior al de los nacimientos. Este saldo negativo ya es un hecho en trece países como Estonia, Letonia, Alemania, Bielorrusia, Bulgaria, Hungría, Rusia, España e Italia.La perspectiva que se perfila es el aumento del número de países que tienen una fecundidad inferior al reemplazo de las generaciones. De igual modo, está comprobado que va a aumentar el número de países en los que la mortalidad es superior a la natalidad. El asunto es que estas realidades, que son desde hace mucho tiempo conocidas por los demógrafos, es casi desconocida por los medios de comunicación social, por la opinión pública y por quienes tienen el poder de tomar decisiones. Han sido prácticamente silenciadas en las conferencias internacionales, como pudo constatarse por ejemplo con ocasión de la Conferencia de El Cairo en 1994, en la de Pekín en 1995 etc. ¿Cuales son las causas de esta disminución grave de la población mundial? Algunas son fácilmente identificables. La nupcialidad ha disminuido mucho. Las personas se casan menos que antes. La edad media de la maternidad ha aumentado claramente y sigue aumentando. Las leyes del trabajo no facilitan el deseo de las mujeres de conciliar armoniosamente la vida familiar y la actividad profesional. Se nota la ausencia de una verdadera política familiar, especialmente en los países más fuertemente afectados por el decrecimiento demográfico. Por otra parte, en la mayoría de países hay políticas de limitación voluntaria de los nacimientos. Hay difusión de las técnicas químicas de anticonceptivos y, frecuentemente, la legalización del aborto... A esto se ha sumado la esterilización de masas. Es preciso recordar las campañas masivas de esterilización masculina y femenina realizadas en la India en 1954 y 1976 con todos los escándalos que se produjeron. En Brasil, entre las mujeres que han utilizado algún método de control de natalidad, alrededor del 40% han sido esterilizadas... En el Perú (en el gobierno de Fujimori) hubo más de cien mil esterilizaciones, realizadas en malas condiciones higiénicas y que, en algunas casos, llevó a la muerte a algunas esterilizadas.
Las consecuencias de la disminución de hijos son muy preocupantes. La proporción de jóvenes en las poblaciones disminuye fuertemente. Esto produce una inversión de la pirámide de las edades, con una escasa población de adultos jóvenes, que deben asegurar la producción del país y sostener el peso muerto de una amplia población de personas ancianas inactivas, que requieren cada vez más cuidados y material médico... No se debería olvidar tampoco el influjo de una población anciana en el sistema educativo. En efecto, para afrontar el peso de las personas ancianas, es grande la tentación de recortar los presupuestos dedicados normalmente a la formación de las nuevas generaciones. Esta debilitación del sistema educativo encierra a su vez un peligro notable: la pérdida de la memoria colectiva. La transmisión de las conquistas culturales, científicas, técnicas, artísticas, morales y religiosas queda hipotecada gravemente. Notemos también que, contrariamente a lo que se divulga, incluso el desempleo se agrava a causa del decrecimiento demográfico. Por otra parte, el aumento de la edad media de la población influye lógicamente en el perfil psicológico de esa población: carácter sombrío, falta de dinamismo intelectual, económico, científico y social, y falta de creatividad, que parecen afectar a ciertas naciones "viejas".Al mismo tiempo, aumenta la proporción de las personas ancianas que están directamente a cargo de la sociedad, mientras que la base productiva de dicha sociedad, fuente de ingresos para las finanzas públicas, se reduce. Entonces, para garantizar el funcionamiento de los sistemas de seguridad social es grande la tentación de recurrir a la eutanasia.
Es conocido que ya se practica en varios países de Europa...Por todo esto, es urgente que la opinión pública, y quienes tienen el poder de tomar decisiones, estén perfectamente informados. Es igualmente urgente rechazar los datos falsos aducidos frecuentemente en las presentaciones que ocultan sofismas puramente ideológicos, por no hablar de estadísticas falsificadas. En el campo de la demografía, como en los diferentes campos del saber, los hechos son evidentes y la verdad no puede ocultarse indefinidamente. Alegra constatar que esta verdad se manifiesta cada vez con mayor claridad, puesto que las Naciones Unidas no han dudado en reunir a un grupo de expertos para interrogarse sobre la fecundidad inferior al nivel de reemplazo (below replacement fertility). Nada impide superar las inexactitudes y mentiras que, muy a menudo, se aducen con el fin de justificar programas, políticas y otras cosas totalmente incompatibles con el respeto a los derechos fundamentales del hombre.En resumidas cuentas, ¿está el mundo superpoblado? ¿Hay demasiada gente en el mundo? ¿Es necesario, como dicen, un urgente control de natalidad para detener el fin del mundo? O, por el contrario, ¿se necesita tener más hijos para que las naciones más ricas puedan sobrevivir como tales? Las naciones viejas de Europa y Estados Unidos se están muriendo a pedazos y, si no fuera por la sangre joven de los inmigrantes, se empobrecerían en poco tiempo. Por todo ello, podemos decir que las políticas antinatalistas, a la vez que son inhumanas, pues matan a millones de seres humanos por el aborto etc., van destruyendo sus propios pueblos por la despoblación progresiva y el empobrecimiento. Todo lo cual nos indica que estas políticas antinatalistas no son progresistas y modernas, sino todo lo contrario: retrógradas y anticuadas.Becker, un judío, responsable de la prestigiosa Escuela de Economía de Chicago, premio Nóbel de Economía en 1992, afirma que para el desarrollo de un país es imprescindible el apoyo a la familia. Afirma que el 80% de la riqueza de un país desarrollado lo constituye el factor humano, mientras que las riquezas naturales representan apenas el 20%. Y es en la familia donde se forja el capital humano, en cuyo proceso juega un papel decisivo la madre. La contribución de las madres representa, al menos, el 30% del producto bruto interno de un país. Por eso, el Estado debe favorecer la estabilidad de las familias.Chaunu, el conocido autor francés, dice en su libro “Memoria de la eternidad”: Jamás hemos tenido tanta necesidad de niños, porque nosotros estamos transformando Europa y América en un gigantesco asilo de ancianos, donde ha sido desterrada la sonrisa de los niños . Se ha desarrollado un odio al niño, que ha motivado la reivindicación de matarlo en el útero, es decir, en el corazón mismo de la vida, en el comienzo absoluto de la infancia . Una sociedad sin niños es la figura profética del infierno . Por eso, Steve Mosher, experto en demografía y presidente del Population Research Institute (Instituto de investigación sobre la población) publicó un artículo, donde daba algunas razones a los cristianos para pensar seriamente en la posibilidad de tener más hijos que el promedio.


1.- Tener otro hijo permite ser colaboradores de Dios en la gran obra de la formación de un nuevo ser humano, con un alma inmortal.


2.- Un nuevo hijo, cuando nace es una alegría para toda la familia.


3.- Tener otro hijo da un hermano a los otros hijos para que todos aprendan a compartir. La unión de los hermanos es para toda la vida y cada hijo es un regalo para todos y un enriquecimiento de la familia.


4.- Un hijo más puede traer consuelo y ayuda a los padres en su vejez y puede darles nietos, que les darán mucha alegría en su ancianidad.


5.- Tener un hijo es darle a él la oportunidad de ser feliz eternamente en el cielo.


6.- Tener un hijo es colaborar en el desarrollo del propio país.
Fuente ECOS, boletín de la Federación Internacional de Familias

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